Ningún país es demasiado difícil, o pobre, o lleno de delitos, o dividido por la guerra o espiritualmente tenebroso como para ser transformado. Loren Cunninghan un hombre público nos acerca a los principios básicos imprescindibles que Dios nos ha concedido para resilver a todos los problemas que se plantean en el siglo XXI. Él ofrece una razón sólida para esperar y trabajar por un futuro mejor.