Cuando Jesús se enfrenta con el sufrimiento, mira, siente compasión y actúa. Este patrón se puede encontrar no sólo en la vida de Jesús, sino también en Su enseñanza. El buen samaritano ve, siente compasión, y luego ayuda. El padre del hijo pródigo busca a su hijo, siente compasión, y luego corre a saludarlo.