Susurra. Grita. Nos toca. Nos hala. Quita nuestras cargas. Hasta nos da bendiciones.
Si hay miles de pasos entre nosotros y Él, los anda todos menos uno. El último paso nos lo deja a nosotros.La decisión es nuestra. Con parábolas y figuras de la vida diaria, Max Lucado nos llama a confiar en los tiempos difíciles.La meta de Dios, nos recuerda Max, es llevarnos sanos y salvos a la patria. Hará lo que sea necesario por salvar a sus hijos.El trueno de Dios es apacible. Su delicadeza jamás mengua.